domingo, 13 de diciembre de 2009

MAL AMIGO



ADVERTENCIA: El siguiente texto es producto de uno de los sueños más extraños que he tenido en mi vida. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.


Me senté en la banca, sentía mis zapatos mojados y más tarde supe porqué.

El mono se sentó en la banca conmigo. Tenía puesta una corbata de rayas azules y amarillas, pues acababa de llegar de un trabajo del que quizás nunca tendré idea. Lo que sé es que al trabajo nunca llegará tarde debido a su destreza en las ramas.

Su casa quedaba justo sobre mi cabeza. Miré arriba, y su esposa que antes conocía como su novia bajó a saludarme con un abrazo. Yo le hice un agasajo sacándole un par de piojos.

Los felicité tardíamente por su matrimonio, y es que yo había perdido contacto con mi amigo el mono durante un largo tiempo por otra razón que quizás tampoco sabré.

Un monito parecido a mi amigo resultó ser su hijo. Se me ocurrió que podría apadrinarlo para resarcir mi ingratitud.

Mi amigo me preguntó acerca de los hechos más relevantes de mi vida en los últimos meses. Todo lo sinteticé con un aireado “bien”, y nos quedamos contemplando el paisaje.

Mi amigo mono estaba cansado de su extenuante jornada de trabajo, y yo ya debía dejar de descansar. Me desperté, preguntándome porqué soy tan ingrato con mi imaginación, que se esforzó en sus horas libres en crearme un amigo al que no le pregunté su nombre. No creo que esté resentida conmigo; pero por si llego a pasar de nuevo por el árbol de mi amigo una noche, recordaré tener a la mano un presente o tan siquiera me tomaré unos minutos más de sueño para sacarle los piojos a toda la familia.

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